En todos los casos citados, la diferencia de poder entre los chicos buenos y los malos, no es tan grande. En muchos casos, los supervillanos tiene superpoderes tambien. Sea esto por ser alienigenos, estar mutados y demás. Pero en el caso de Superman, esto no sucede. A saber: Superman es un ser de otro planeta, a quienes sus padres enviaron a la tierra para salvarlo de la destrucción de su tierra. Este sujeto, en su calidad de extraterrestre, y bajo las condiciones terrestres, goza de algunas facultades físicas que nosotros llamamos “superpoderes”. Estos superpoderes son los que todos conocemos, volar, visión de rayos equis, fuerza casi ilimitada. (y como se ha visto en una película, presumiblemente podría volver el tiempo hacia atrás)
Este Superman, es quizás el más poderoso de nuestros guardianes. Y quien se las tiene que ver con el, no es más que un hombre común y corriente. Un hombre sin superpoderes, sin mutaciones. Sin nada que lo postule como candidato a supervillano, Némesis del ser más poderoso de la tierra. Sin embargo, nada ni nadie, más que él mismo, lo conduce a una rivalidad sin tregua contra un ser excepcional. Esto lo convierte, quizás, en un ser expecional tambien. Alexandre Joseph “Lex” Luthor.
Los origenes de Lex Luthor son similares en todas sus versiones. Aunque hay algunas diferencias con respecto a como se encontró con Clark Kent. En el comic original, los Luthor son una familia de Metrópolis que se mudan a Smallville siendo Lex muy pequeño. Allí enlazó amistad con el joven Clark Kent. En la versión actual del comic, se conocen mucho después.
Lionel, padre de Lex, muda de nuevo su familia hacia Metrópolis, donde tiempo después mueren en un accidente automovilístico fraguado por el propio Lex. Quien a partir de allí, hereda toda la fortuna de su padre. En éste punto parecen coincidir varias de las historias.
Lex, que es, además de millonario, extremadamente inteligente, consigue un una maestría en ciencias, siendo el graduado mas joven del massachusetts institute of technology a la edad de veinte años. Luego, patentando sus numerosas invenciones, amasa una fortuna que supera el billón de dólares. Contribuye a hacer de Metrópolis una ciudad moderna y pujante.
El ciudadano Luthor, comienza un ascenso meteórico hacia la cima de la popularidad. Se convierte en Mayor, gobernador y el 8 de Noviembre del 2000, todo Estados Unidos lo proclama su presidente.
Su enemistad con Superman parece tener lógica, desde el punto de vista en el cual, si bien es un genio criminal, es humano y como tal, vive en un mundo donde el dinero y el poder a veces se consiguen de maneras non sanctas. Tiene poder, es multimillonario, inteligente y no tiene escrúpulos. Tiene todas las condiciones necesarias para conseguir sus objetivos. Dominar la tierra, conseguir la adoración global, o su destrucción. Pero no lo logra, pues lo enfrenta un ser de otro mundo. Un ser con poderes sobrehumanos que parece ser el único que puede detenerlo.
En la tierra, los humanos aprendieron a delegar sus mayores problemas en este superhombre. Ahora sólo basta con el grito de una anciana en problemas para que de entre las tormentosas nubes del mal, emerja la rojiazul figura de nuestro héroe. Un ser cuyo único sentido, es el de servir. Un sujeto cuya misión es velar por la seguridad de estos seres indefensos y minúsculos que habitan el planeta en el que fue a caer. Porque acá, tiene cualidades extraordinarias, pero solo porque éste no es su medio. Aquí, el Standard está bastante por debajo de lo normal en Kryptón, su planeta de origen.
Es muy simple darse cuenta que un automóvil tarda menos en llegar desde acá a Bolivia que una bicicleta. Pero que gran bicicleta sería aquella que le disputase la punta al vehículo motor. Es una cuestión de escalas. Lex Luthor en su escala sobresale alevosamente de todos los demás, descolla en todos los ámbitos. Superman, en cambio, en sus tierra natal no. O nunca lo sabremos, pues su tierra ya no existe. Y ahora, por la inoperancia de los Kryptonianos, la continuidad antropológica, social, cultural y temporal de los terrestres, se vio pervertida para siempre. El genuflexo Kal-el nos quitó la posibilidad de tener un líder de la talla de Lex Luthor, un hombre sobresaliente. Una persona imponente. Un ser humano.
Dios nos libre de la intervención de futuros extraterrestres. Seamos concientes de que los problemas de casa, se resuelven en casa. No nos perdamos en la dependencia. No descansemos en falsos jergones de paz. Sepamos que cada tierra tiene los gobernantes que se merece, cada tierra tiene los déspotas que se merece. Y en caso de no merecerlos, en la tierra está la solución. Nunca en Kryptón.
Y Superman, o mejor dicho Kal-el, es sólo un extraño, un chapucero. Un ser deshauciado. El último de una raza extinta. Una entidad que por definición basa su existencia en la de terceros. Que cayó en un sitio donde sus facultades naturales resultan útiles. Un triste y solitario Kryptoniano, nada más.